Tuve la oportunidad de conversar con Daniel Goleman, Matthieu Ricard, Adan Engle, Richard Davidson, con quienes compartí en poco tiempo mi interés en seguir investigando y aplicando estos conceptos y prácticas en organizaciones, desde el abordaje de una mirada del ser humano desde el fenómeno biológico cultural-emocional. Articulando también desde el abordaje del Aikido y su transferencia al vivir en organizaciones.

Quedé en enviarles mi proyecto para ver la posibilidad de investigar y estar en estas redes de conversaciones con estos referentes.

Estoy convencido después de todos estos años de prácticas, de verlo funcionar en organizaciones y de compartirlo con referentes reconocidos mundialmente que la metodología de Aiki Training permite generar nuevos aprendizajes desde la corporalidad, la reflexión para generar nuevas posibilidades de acción.

Las emociones que me mueven para el proyecto Aiki Training, son la creatividad, la motivación y entusiasmo desde la creencia en una causa global.

Los objetivos sin desarrollar inteligencia corporal-cultural-emocional desde prácticas en movimiento contemplativas para la cooperación.

Las prácticas corporales provienen de ejercicios tomados del Aikido, arte marcial llamado el Arte de la Armonía, algunos maestros Zen, dicen que el Aikido es meditación en movimiento. Sus principios físicos radican en la no-resistencia y en la armonización para la cooperación.

Las prácticas reflexivas provienen de distinguir el fenómeno del lenguaje como constitutivo del ser humano y como elemento con el cuál construimos la realidad dentro de un linaje cultural, utilizando algunas operaciones lingüísticas.

Las prácticas para intervenir las emociones parte del supuesto que somos seres emocionales, cada decisión y acción parte de una emoción en particular.

Saludo final del congreso

Saludo final desde Washington frente a la Casa Blanca. Justo ese día declararon a Obama premio Nobel de la Paz y nosotros estábamos en esas conversaciones con el Dalai Lama, quién también fue reconocido con ese galardón. Qué casualidad!