Un estudio realizado en Alemania ha demostrado que la meditación Zen puede agudizar los sentidos, al promover mecanismos de aprendizaje similares al entrenamiento físico. Según los autores del hallazgo, este desafía lo que hasta ahora se sabía acerca de los mecanismos de aprendizaje del cerebro, y señala que el concepto de neuroplasticidad debe extenderse.
Un estudio realizado con personas experimentadas en la meditación Zen ha demostrado que esta técnica de concentración mental puede promover mecanismos de aprendizaje similares al entrenamiento físico.
La investigación fue realizada por científicos de la Universidad Ruhr de Bochum y la Universidad Luiso-Maximiliana de Múnich (ambas en Alemania), durante un retiro de meditación controlado, que duró cuatro días.
En ella participaron individuos que llevaban muchos años practicando este tipo de meditación. Durante su retiro, que se llevó a cabo en completo silencio, los participantes meditaron al menos ocho horas cada día de la manera a la que estaban acostumbrados.
Además, algunos de ellos aplicaron un tipo de meditación especial dos horas al día, que consistía en centrarse específicamente en su dedo índice derecho y tomar conciencia de aquellas percepciones sensoriales que surgieran en este dedo.
Umbral de discriminación mejorado
Lo que se descubrió en las evaluaciones que se realizaron tras estos cuatro días de retiro, fue que los individuos que practicaron la meditación centrada en su dedo índice presentaron una mejora significativa de la agudeza táctil en el índice derecho, y también en el dedo medio. El resto del grupo no mostró cambios en la agudeza táctil, informa la Universidad Ruhr en un comunicado.
Esta mejoría fue detectada midiendo lo que se denomina el “umbral de discriminación de dos puntos”, es decir, lo lejos que dos estímulos deben aplicarse a los dedos para que un individuo pueda determinar que ambos estímulos son dos sensaciones distintas y no una sola.
La mejoría en este marcador, en las personas que habían practicado la meditación centrada en sus dedos, fue de un 17%; un porcentaje de mejoría muy cercano al detectado en personas invidentes o con problemas de visión (en estas es de entre un 15 y un 25%).
Esto significa, afirman los científicos, que los cambios inducidos por la meditación serían comparables a los logrados por un entrenamiento intenso a largo plazo. Según ellos, además, esta sería la primera vez que se demuestra que se puede mejorar la percepción sin necesidad de ningún tipo de estimulación física.
“Los resultados de nuestro estudio desafían lo que se sabe acerca de los mecanismos de aprendizaje del cerebro. Nuestro concepto de neuroplasticidad debe extenderse, ya que la actividad mental parece inducir efectos de aprendizaje similares a la estimulación activa y el entrenamiento físico”, concluyen.
Aprender comportamientos
Un estudio previo, realizado en 2013 por investigadores del Center for Investigating Healthy Minds de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, ya había demostrado que la meditación puede promover la plasticidad cerebral y el aprendizaje, en aquel caso, de un comportamiento muy concreto: la compasión.
En esta otra investigación, se pidió a un grupo de voluntarios que practicaran durante 30 días una técnica de meditación budista conocida como “meditación compasiva”. Tras este periodo de tiempo, se constató que las personas se habían vuelto más altruistas y que, además, sus cerebros habían sufrido cambios en regiones vinculadas con la empatía, la regulación de las emociones y las emociones positivas.