El coaching en las organizaciones

Desde hace algunos años, el mundo empresarial vive un cambio de paradigma en lo que refiere a su cultura y dirección organizacional. Acompañada, quizá, por el cambio de generaciones al frente de las empresas y por la incorporación de las tecnologías, hoy se plantea también la necesidad de acelerar el desempeño y la efectividad para desarrollar los nuevos líderes.

Frente a ello, la formación en coaching y en inteligencia emocional se convirtió en herramienta fundamental. Es que estas disciplinas se centran en formar líderes con capacidad de identificarse en el otro y propulsar y estimular la eficiencia de un equipo de alto desempeño.

“Toda organización es una red de conversaciones pero, a su vez, también es una red nerviosa emocional y de personas que son las que hacen posible llegar a o superar una meta. La forma en que una organización conversa, cómo es su sistema de vinculación humana, lo que pasa a nivel emocional incide en sus resultados”, explica Cristina Schwander, cofundadora de Universidad Siglo 21 y directora de la diplomatura en Liderazgo Coach e Inteligencia Emocional que se comienza a dictar en mayo.

En la formación de un líder organizacional hay cuatro factores que intervienen: autoconocimiento, autogestión, conciencia social y gestión de relaciones.

Marcelo Bechara, presidente de Grupo Evoltis, sostiene que haberse formado en estas disciplinas le permitió hacer zoom en su autoconocimiento y así incorporar competencias y hábitos para ser más efectivo.

Por su parte, Jorge Paván, de Pintecord, cuenta que comenzó su formación en coaching ontológico por una necesidad personal: “A medida que la organización se hizo más compleja fue necesario abordar el enfoque múltiple, aceptar que lo que piensa la otra persona es tan válido como lo que pienso yo. Como resultado hoy la empresa conversa de manera diferente, hay comunicación, se habla de los problemas y no de las personas”.

“También hay cambios en el rol del gerente, que hoy debe ser un diseñador de espacios conversacionales, constructores de relaciones sólidas para que los compromisos de las personas estén alineados a los de la empresa. Y la herramienta principal para eso es la conversación”, dice Claudia Santillán, gerente general de ABC, distribuidora mayorista de autopartes y cuyo equipo de gerentes está formado en coaching.

La evolución organizacional está desplazando el esquema de liderazgo de control y da paso a una concepción de líderes que empoderan a los equipos. “En este nuevo paradigma el líder ya no toma una postura autoritaria, sino que acompaña en la construcción colectiva de significados. Tiene el papel de conductor en momentos de crisis, pero va codo a codo con los miembros de la empresa para construir equipos de alto rendimiento”, señala Schwander y agrega que el elemento clave para este cambio es la confianza.

En ese paso, la capacidad de escucha se convierte en una de las habilidades más fuertes a desarrollar, algo altamente valorado por Vanesa Durán, cuyo equipo de ventas está capacitado casi en su totalidad en coaching. “Entendí que escuchando podemos ser eficientes y efectivos. Cuando escuchamos claramente aparecen las necesidades de los otros y de la organización. A su vez, saber pedir hizo que la organización se desarrollara en un ambiente de eficiencia y buenos resultados”.

En tanto, Marcelo Maurizio, presidente de Agencia Mate, que tiene cuatro integrantes formados en coaching, subraya que esta formación implica “Salir de la zona de confort implica invertir tiempo, paciencia, esfuerzo, poner el cuerpo. Pero para la organización –dice–, trajo aparejado un crecimiento de indicadores positivos en tiempo, costos y producción”.

Estadísticas del coaching y la inteligencia emocional

Según un estudio realizado por Manchester Inc., el retorno de inversión por el impacto del coaching es de casi seis veces la inversión realizada. A su vez, un artículo de la revista Public Personnel Management sobre un estudio que comparaba el impacto de la formación por sí sola o combinada con coaching, indica que la formación sola contribuía a incrementar la productividad en un 22%, mientras que la formación combinada con coaching lo hacía en un 88%. Por otra parte, un estudio realizado sobre las compañías de Fortune 500 señala que entre el 21% y el 40% utilizaba executive coaching como una manera de desarrollar el liderazgo de los altos ejecutivos y del talento de la organización.

Salir de la zona de seguridad

¿Qué exige la formación en estas disciplinas?

Marcelo Bechara (MB): “Reconocerme integralmente como ser humano para, con mi mejor versión, ponerme al servicio de los demás. Validar que el tiempo invertido en la transformación personal permite recorrer el camino con más plenitud”.

Jorge Paván (JP): “Mejorar mi escucha parándome en el no sé, para poder aprender. Mirarme introspectivamente, aceptar mis miedos, entender que hay tantas interpretaciones como observadores”.

Claudia Santillán (CS): “Fueron tres años de una mirada hacia adentro de mi ser, encontrándome con mis luces y con mis sombras. Es una etapa transformadora que no termina aquí”.

Vanesa Durán (VD): “Entrenar la paciencia, trabajar con el ego, diseñar mis conversaciones y también mis silencios. La transformación es permanente porque la mirada de hoy no será la de mañana, cada momento construye a quienes somos”

Marcelo Maurizio (MM): “Implica invertir tiempo, paciencia, esfuerzo, poner el cuerpo. No es un proceso cómodo, es una transformación”.

Amplitud de visión y nuevas conversaciones

¿Cuáles son los beneficios que les brindó la formación en estas disciplinas?

MB: “Permitió tener una visión más amplia de la organización, mejorar la calidad de las conversaciones y lograr más bienestar en el clima organizacional, reforzar el sentido de pertenencia y potenciar los resultados”.

JP: “Influyó positivamente, hoy la organización es más autónoma, no requiere tanto de mi intervención en lo operativo. Esto me permite empoderar a las personas para que puedan ser más eficientes”.

CS: “Avanzamos en el tipo de conversaciones que se alcanzan en el equipo, buscando un nivel de efectividad que está orientada a los objetivos de la empresa. Intentamos que las personas se motiven, compartimos nuestros objetivos, mostramos los puntos a mejorar y celebramos los logros alcanzados”.

VD: “Me trajo la claridad de entender que se puede ser un buen jefe pero que también se puede elegir ser el líder de la organización y eso significa inspirar con tu vida a los otros. Es un compromiso con el otro y con su superación”.

MM: “El nivel de profundidad que hoy demandamos en cada proceso elevó nuestro límite y genera un crecimiento de indicadores positivos en tiempo, costos y producción. Esto es consecuencia de la mejora en el proceso de coordinación y conversación con nuestros clientes”.

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