Uno de los más renombrados expertos del budismo Zen japonés, el maestro Nishijima, habla sobre la meditación, la vida y la muerte.
El monje Zen
Para un periodista, quizás uno de los personajes más difíciles de entrevistar, más que cualquier político experto en retórica, más que cualquier científico loco, es un monje Zen. Esto, porque sus respuestas provienen de otra lógica, de una forma diametralmente distinta de ver la vida.
Así, algunos monjes Zen, en vez de responder cogen una flor y la hacen girar y lo miran a uno con una cara de “¿entendiste?”. Otros, levantan un bastón y le dan un golpe en la espalda a uno para luego hacer sonar la campana, lo que indica que la entrevista terminó. Por esto mismo, al preguntarle al maestro Nishijima por el significado de la felicidad la respuesta no dejó de sorprender. Según él, la felicidad es nada menos que “el equilibrio entre el sistema nervioso simpático y el parasimpático”.
El maestro Nishijima o Sensei, como le llaman sus alumnos, es todo un personaje. Tiene 85 años, se levanta todos los días a las cuatro de la mañana, dirige un dojo donde personas de todo el mundo lo visitan para estudiar Budismo Zen. Trabaja, además, como consultor económico en una exitosa empresa de cosméticos, traduce libros del japonés y sánscrito al inglés y no se cansa de repetirle a sus estudiantes que lo único propio de los seres humanos es la acción.
En las afueras de Tokyo, en el distrito de Chiba, Nishijima dirige el dojo o lugar de conocimiento, y al terminar la primera meditación a las siete de la mañana conversa con nosotros durante el desayuno, sobre la meditación, la vida y la muerte.
Cuatro pilares del Zen
-Para muchos occidentales, esto de sentarse con las piernas cruzadas, en silencio y durante horas resulta difícil de entender. ¿Cómo explicaría Ud. el propósito de esta práctica?
-A pesar de que existen diversos linajes del budismo, todos comparten algunos puntos esenciales. En el budismo, recordamos la unión que existe entre cuerpo y mente. Al darnos cuenta de este hecho tan elemental, pero olvidado, en forma natural volvemos nuestras vidas hacia el camino intermedio.
Una vez en el camino intermedio percibimos que el pasado y el futuro existen sólo en nuestras neuronas y que lo único que nos pertenece es el aquí y el ahora. Cuando nuestras vidas han sido tocadas por el aquí y el ahora logramos entender con nuestro cuerpo-mente que la esencia primordial de la realidad es la acción.
¿Podría explicar un poco más cada punto?