Es seguramente nuestro más destacado científico por sus estudios en ciencias cognitivas, pero se caracteriza por su preocupación por lo humano también fuera de los laboratorios: la convivencia con otros y el entorno, y la ciudadanía, para él son la esencia de su quehacer. Se podría decir que su influencia mundial superó con creces los límites de la biología. Con muy bien llevados 84 años, Maturana –biólogo, autor de decenas de publicaciones, Premio Nacional de Ciencias– no necesita demasiadas presentaciones.
Desde el Instituto Matríztica, su centro de acción desde hace unos años, conversa con El Desconcierto sobre la colaboración, la democracia, el lucro y el medioambiente.
Desde el punto de vista ambiental, ¿cómo ve estos tiempos? ¿Estamos al borde de un descalabro como dicen algunos?
Estamos viviendo las consecuencias de una época de gran inconsciencia respecto a la conservación del espacio de nuestro vivir como seres humanos; eso nos tiene en una situación muy difícil que se expresa en daño ecológico, destrucción de biotipos, pero al mismo tiempo tenemos más conciencia de ello. Pero la conciencia no basta si uno no tiene la voluntad de acción y hoy no tenemos bastante voluntad de acción. Hay más ciudadanos que se preocupan, pero no hay voluntad política para actuar de modo de evitar el daño ambiental que generamos. Siempre tenemos argumentos de tipo económico que parecerían justificarlo. Los humanos generamos teorías con las cuales justificamos lo que hacemos.
¿Y esa es la explicación de por qué, pudiendo escoger, no hacemos lo que se aconsejaría hacer frente a la crisis ambiental?
Si no escogemos un cambio radical con respecto a esta ceguera sobre el daño ambiental que estamos generando es porque tenemos teorías que lo justifican, teorías económicas, teorías políticas, filosóficas.
¿Y esas teorías, cómo se explican? ¿Por qué creamos esas teorías?
Tenemos teorías porque los seres humanos en cuanto existimos en el lenguaje hacemos teorías explicativas. En todos los cambios culturales que han habido desde el origen de lo humano se han adoptado teorías. Mientras el mundo fue suficientemente grande y los efectos de lo que hacíamos era pequeño no importaba mucho. Pero hacemos teorías y nos sentimos bien haciendo teorías.
¿COMPETIR O COLABORAR?
¿Cree que las teorías responden a intereses; que adoptamos las teorías que se acomoden mejor a nuestro interés egoísta, egocéntrico?
Ciertamente, toda teoría se funda en ciertas premisas que uno acepta como válidas y construye desde allí una argumentación lógica para validar un deseo, un interés, una preferencia. Eso es así. Nuestras teorías se basan siempre en una emoción. El tema está en qué cosas queremos, cuáles son nuestras preferencias