La cultura y dirección organizacional ha transitado por diversas discusiones sobre cómo deben funcionar. Estas discusiones, concluyentes en teorías que fueron implementadas por muchos años en muchas de las empresas que conocemos, como el esquema de jerarquización vertical, han perdido el sentido. Frente a esta situación, nuevas corrientes empezaron a tener mayor protagonismo y fueron posicionándose en las organizaciones actuales.
Una de las más importantes es, quizá, la valoración de las inteligencias múltiples y en especial la mirada de la Inteligencia Emocional por sobre el coeficiente intelectual individual y la competencia Técnica la cual por supuesto se constituye como un factor higiénico ¿El objetivo? Formar y tener líderes que cuenten con la capacidad de identificarse con el otro y funcione como propulsor y sobre todo coach de la eficiencia del equipo de alto desempeño. Logrando alta conectividad, y esto tiene que ver con rapport incluyendo los tres componentes conductuales; es decir, atención mutua, conectividad y coordinación.
Cristina Schwander, co -fundadora de la Universidad Siglo 21 y Directora de la Diplomatura en Liderazgo Coach e Inteligencia Emocional menciona tomando el modelo de Goldman que existen cuatro factores que intervienen cuando recorremos el camino en la formación de nuevos líderes que pongan en ejercicio la inteligencia emocional dentro de una organización. Estos factores son:
- El autoconocimiento
- La autogestión
- Conciencia Social
- Gestión de Relaciones
El primer paso hacia el liderazgo proactivo y empático es el autoconocimiento. En este proceso, cada persona entre otras capacidades aprende a identificar sus emociones, reconocerlas y actuar sobre ellas. Se parte de la idea de que toda emoción tiene un gesto facial, una postura del cuerpo determinada; un ritmo distinto de respiración